2.13.2008

HEMINGWAY, EL PESCADOR CUBANO
Publicado en 2002

Este año se va a cumplir el primer medio siglo de la publicación de El Viejo y el mar, la novela que promovió al escritor norteamericano Ernest Miller Hemingway hacia las más altas cotas de su profesión: el Premio Pulitzer (1953) y el Premio Nobel de Literatura (1954).
El acontecimiento tiene, por múltiples razones, una especial connotación para Cuba. El narrador norteño estuvo vinculado a este país durante casi tres décadas, cuyo período incluye una etapa de residente estable por 22 años en una colina de la periferia de La Habana, en una propiedad nombrada Finca Vigía, que es hoy uno de los museos más visitados de la isla.
Pero el motivo principal de los cubanos para estar al tanto del aniversario de la salida a las librerías de esa obra maestra es que en esa noveleta universal están condensadas las vivencias y sentimientos de su autor en su relación con Cuba, desde que en abril de 1932 arribó a bordo de la lancha de su amigo Joe Russell a la bahía de La Habana para realizar su primera temporada de pesca de agujas.
En esa fecha era todavía reciente su experiencia marítima, iniciada sólo cuatro años antes cuando se radicó en Key West, Florida, en compañía de su segunda esposa. Pescando al curricán a la altura de la costa noroccidental cubana, Hemingway iba a adquirir definitivamente el dominio temático que luego fue capaz de transformar en arte en obras como la que este año celebra su medio siglo. El
Viejo y el mar vio la luz el 1ro de septiembre de 1952 en la revista Life y una semana después apareció en forma de libro.
La primera corrida de agujas que Hemingway pescó a la altura de La Habana fue sumamente satisfactoria, pero la de 1933 quedó como la más formidable de cuantas tuvo en su vida: en esa ocasión capturó 54 peces de pico y llevó al litoral un castero de 468 libras que conquistó la categoría de record nacional y la mantuvo durante un lustro.
Ese mismo año escribió para la revista Esquire la crónica "Marlin off the Morro", en la cual aparece ya una referencia a los pescadores comerciales cuya vida es descrita en la más famosa de sus novelas. Entretanto, el propio escritor- pescador alcanzaba pública notoriedad en La Habana, donde un avisado chofer de taxi revela su presencia en el hotel Ambos Mundos a un reportero de Diario de la Marina, que le dedica dos páginas de su dominical el 28 de mayo de 1933.
Ernest Hemingway mantendrá desde aquellos años inaugurales un intenso aprendizaje de la pesca mayor en aguas cubanas. En sus escritos reconoció las enseñanzas recibidas de los patrones cubanos Carlos Gutierrez y Gregorio Fuentes, los patrones de su embarcación, y se mencionan a muchos otros pescadores y guías de pesca. Su ensayo "Marlin off Cuba", aparecido en 1935 en el libro American Big Game Fishing, es el saldo de 280 días de pesca en este país.
Guerras, amores, nacimientos de hijos y pèrdida de seres queridos transcurren en el humano acontecer del escritor, durante cuyos años su obra crece y se diversifica, pero siempre el tema de la pesca en Cuba reaparece. Lo hará en la novela Tener y no tener (1937), en la póstuma Islas en el Golfo (1970), en una contribución para otro libro, Game Fish of the World ("Cuban Fishing"), y en varios trabajos periodísticos que escribió hasta poco tiempo antes de su muerte.
Mientras tanto, será en todo momento un deportista práctico y activo y un permanente promotor del deporte del sedal y los anzuelos en la mayor de las islas Antillas. Para él, la mayor muestra de hospitalidad parece ser la de invitar a sus amigos a bordo del Pilar, que desde su adquisición en 1934 pasa la mayor parte del año en puerto cubano. El yate se encuentra hoy en tierra, como uno de los principales exponentes del Museo Hemingway de Cuba.
En 1953, el escritor fue elegido presidente de honor de una de las primeras organizaciones de pesca amateur en el país. Tres años antes, Ernest Hemingway había contribuido personalmente a la
fundación del torneo de pesca de la aguja que aun lleva su nombre y continúa celebrándose por partida doble, con una versión nacional y otra internacional y turística.
Ya hay anuncios de que el cincuentenario de la publicación de El Viejo y el mar será recordado como un hecho cultural que involucra a los cubanos. Para este 2002 recién inaugurado, la Cátedra Hemingway del Instituto Internacional de Periodismo José Martí proyecta varios encuentros, a los que se sumarán, como siempre, todas las instituciones de la geografía hemingwayana en Cuba. Por extraño que parezca, el pescador Hemingway sigue siendo uno de los mitos predilectos en el país.

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