2.13.2008

SORPRENDENTE HALLAZGO



En un sitio denominado Punta del Macao, a unos doscientos metros a poniente de la boca del río Guanabo, unos investigadores del antiguo Instituto de Ciencias Sociales realizaron en 1980 un hallazgo fascinante: "…pudimos aislar en estos ajuares algunas piezas que hipotéticamente consideramos que pudieran haber tenido una función directamente relacionada con la práctica de la pesca", escribió en su informe la licenciada Aida G. Martínez Gabino.Concretamente, los objetos encontrados parecían ser anzuelos curvos, elaborados con la concha del caracol Cobo (Strombus giga). Al buscar en la literatura especializada internacional se halló incluso la descripción del método para la fabricación de anzuelos similares en Tahití: un fragmento de concha es perforado con un "taladro", formado por una piedra puntiaguda a la que se hace girar en un punto, y luego el orificio así logrado se ampliaba mediante una "lima" de coral. La terminación era cosa de pocos minutos. El informe de Martínez Gabino plantea que aunque en el sitio arqueológico era pobre la presencia de las escofinas o limas de coral, estas debieron "tener un mayor uso, sobre todo en la ayuda en la confección de anzuelos". También se refieren al tema Ernesto E. Tabío y Estrella Rey en su Prehistoria de Cuba, en la que aparece representada una escofina de coral entre los materiales taínos y subtaínos.En opinión de los descubridores de esta pieza, lo que denominaron atragantador o anzuelo en Punta del Macao fue utilizado para la pesca del aguají (Mycteroperca tigris), de la cabrilla (Epinephelus guttatus), de la guasa (Pomicrops itaiara) y de la cherna criolla (Epinephelus striatus) (Martínez Gabino, Lic. Aida G. ESTUDIO ARQUEOLOGICO DEL SITIO "PUNTA DEL MACAO", Guanabo, Ciudad de La Habana. Academia de Ciencias de Cuba, Instituto de Ciencias Sociales, junio de 1980. Ejemplar mecanografiado).



De acuerdo con el criterio de otros científicos que participaron en la evaluación del material del sitio arqueológico, las mencionadas especies "pertenecen a peces bentónicos considerados como grandes tragones con un sistema dentario no incisivo. Tanto por su ecología como por sus hábitos no debieron ser capturados con arpón o lanza; igualmente parece improbable su captura por medio de redes. Por lo tanto, el atragantador con línea de algodón u otra fibra vegetal sería el arte idóneo para su pesca" (Díaz Izquierdo, Gerardo y Lorenzo Arguelles Mayo: "Los instrumentos y artefactos de concha en la pesca y la caza del sitio arqueológico Punta del Macao, Guanabo, Ciudad de La Habana". Instituto de Ciencias Sociales, Academia de Ciencias de Cuba, sin fecha).



La recolección, la captura y la pesca, eran métodos de obtención de alimentos utilizados por los habitantes hallados por los visitantes hispanos a su llegada a Cuba . Para pescar se usaba cuabear (tomarlos a manos, deslumbrandolos de noche con una tea o cuaba), adormecerlos con un bejuco llamado baigua o baygua (José M. Guarch, El Taino de Cuba), capturarlos con redes, con anzuelos o usando un pez pega para apresarlos.Según Ernesto Tabío y Estrella Rey, en su Prehistoria de Cuba, todas las comunidades primitivas cubanas tuvieron la pesca entre sus actividades económicas. Los grupos más avanzados, agricultores y ceramistas, eran a su vez constructores de canoas, que en el caso de los Taínos se consideraban bien terminadas, incluso bellas. Los Sub-taínos, el grupo que sigue al anterior en desarrollo técnico y que es el que encuentran Colón y sus hombres en Bariay, también fabricaban ese tipo de embarcaciones y practicaban la pesca con redes, en tanto los peces aparecen entre los restos alimenticios de sus residuarios arqueológicos. (PREHISTORIA DE CUBA, Tabío, Ernesto y Estrella Rey, ACC, La Habana, 1966).



Otro grupo ceramista, de agricultura incipiente, al que los citados autores denominan Mayarí, se plantea que se establecían distantes de las costas, aunque en la proximidad de corrientes fluviales, mientras que en los residuarios alimenticios de este grupo se han encontrado restos alimenticios de pescado, moluscos, cangrejos y tortugas marinas. Practicaban la pesca de agua dulce, aunque el enfasis lo ponían en la recolección y la caza de animales terrestres. Es posible que usaran canoas.Una tercera subdivisión de estas comunidades agrupa a los recolectores cazadores no ceramistas, denominados Ciboney. De estos los arqueologos han diferenciado dos tipos de colectividades: Los Ciboney Cayo Redondo, que a pesar de vivir algo alejados de la costa presentan un ajuar de concha más perfecto, vértebras de pescado y dientes de tiburón en sus ornamentos, y los Ciboney Guayabo Blanco, ampliamente dependientes del mar y con abundante ajuar de concha. Es posible que este último grupo usara canoas, aunque no se ha confirmado.



Las investigaciones arqueologicas han demostrado que "no existia gran diferencia en la forma depescar de los (habitantes cubanos) mesolíticos y neolíticos, que fueron los observados por losespañoles a su llegada a Cuba", pero se conoce poco de los grupos paleolíticos, "quienes eranfondamentalmente recolectores y por tanto su forma de pescar mucho más primitiva y que nopasaban de la fija hecha con la misma lanza usada para cazar y defenderse"."La intensa explotación de los recursos marítimos por nuestros aborígenes, incluyendo a los agroalfareros, queda evidenciada ppor los residuos de alimentos de origen marino que es posible encontrar en sus basureros arqueologicos, los cuales, en su mayoria, y en el caso particular de Cienfuegos, aparecen ubicados en las costas o muy proximos a ellas. De ahi que, de nuestros sitios agroalfareros actualemente conocidos, el 61 % es eminentemente costero, mientras que el resto -a pesar de estar situadosa distancias que oscilan entre los 4 y los 15 kilometros de la linea costera- no deja de mostrar claras evidencias de un fuerte vinculo economico con el mar" (Rodriguez Matamoros, Marcos E., La magia del mar en la cosmovisión de los indios de Jagua, Revista Mar y Pesca, no. 276, septiembre de 1988, pp. 40-41).



Uno de los antiguos métodos más divulgados es el que se basaba en el uso de una rémora o pez pega, atado por la cola con una cuerda de maguey o corojo, para capturar ejemplares mayores y comestibles a los que el pez de cobro se adhería (José Rivero Muñiz, El arte de la pesca entre los indios, Mar y Pesca, Vol. II, #1, febrero de 1958). El sabio naturalista cubano, Don Felipe Poey y Aloy, halló la descripción del curioso procedimiento de pesca con el llamado guaicán, o pez pega, en un manuscrito que existía en la biblioteca real de Madrid, procede de una historia de los reyes católicos compilada por el cura Andrés Bernal o Bernaldes, que decía ser muy amigo de Cristobal Colon, quien le dejó diarios y otros documentos para que los usara en sus escritos. Por lo pronto, Poey examinó los escrito y señala: "En la narrativa del costeo del Almirante por el sur de Cuba es Bernal más minucioso y ecsacto que ningún otro historiador". La noticia acerca de este documento fue publicada por Poey en las Memorias de la Real Sociedad Patriotica de La Habana (Tomo 3, 1837, p. 129).El fragmento que nos interesa corresponde al viaje de Colón a la costa cubana en 1494, en ocasión de su recalada a la cayería meridional nombrada por él Jardines de la Reina:



"Al dia siguiente estaba el Almirante en mucho deseo de haber lengua, vino una canoa á caza de peces, que así le llaman ellos, cosa de cazar con unos peces, otros que traían alante unos peces por la cola con unos cordeles, y aquellos peces de hechura de congrio y tenían la boca larga toda llena de cosas ansí como de pulpo y son muy osados como así los hurones; y posándolos en el agua ellos iban á pegar con cualquier pez en el lugar más ofensivo; y des que se apegan cualquier pez en el agua no los despegarán hasta que lo saquen fuera, ántes morirá, y es pez muy ligero y des que se apega traen del cordel muy luengo en que lo traian atado y sacan cada vez uno y tómanlo llegado á la cumbre del agua…."Narra el religioso, siempre de acuerdo con la transcripción de Poey, que el encuentro entre los conquistadores y los indios en su faena de pesca fue muy calmado y sin malicia, "como si toda su vida les hubieran visto", pues los indigenas solo pidieron a los recien llegados que detuviesen las barcas para terminar la captura de una tortuga grande que estaban trayendo con uno de aquellos peces. Guaicán, le llamaban los indios; luego llamado rémora, o pez pega (Echeneis naucrates).Para guiar un guaicán hacia un gran pez que diera alimento suficiente a la colectividad indígena, lo mismo que para echar a las aguas un anzuelo con carnada para el mismo fin, usaban los antiguos habitantes de Cuba cordeles confeccionados con fibras de la tierra, como el maguey o el corojo (José Rivero Muñiz, El arte de la pesca entre los indios, Mar y Pesca, Vol. II, #1, febrero de 1958).



Los cronistas de la conquista dejaron testimonio de que los subtainos dominaban en un grado considerable las técnicas textiles (Tabío, Ernesto y Estrella Rey, PREHISTORIA DE CUBA, ACC, La Habana, 1966, p. 168). Con cordeles y con anzuelos, y con peces nadando al alcance de la orilla, y muchos más en los sitios que fácilmente podían alcanzar con sus canoas, ¿quedaría tiempo libre para pescar por entretenimiento a los indios? ¿Apreciarían esta forma de recrearse como lo hicieron con el juego de batos?De los conquistadores, que al cabo decidieron ocupar la Isla de Cuba en el siglo XVI, sí ha quedado noticia de su gusto por la pesca. Se debe el dato al dominico inglés Thomas Gage, enviado a América en 1625 entre un grupo de religiosos españoles, quien relató posteriormente cómo pasaban el tiempo en los bajeles durante los días en que la ausencia de vientos no les permitía avanzar por el oceano:"Cerca de seis semanas estuvimos navegando como en un río de agua dulce, divirtiéndonos en pescar diferentes especies de peces y, entre otras, las que llaman los marineros doradas, porque debajo del agua parece que sus escamas son de oro."Y tal era la abundancia de ellas, que apenas caía el anzuelo en el agua cuando picaba la dorada, de suerte que cogimos muchas más por entretenimiento que por necesidad, echandolas muchas veces a la mar despues de pescadas, porque si se salan no son tan sabrosas como frescas". (Gage, Thomas, Viajes en la Nueva España, La Habana, Ediciones Casa de las Americas, 1980) .El "río" podría ser la corriente del Golfo y esas "doradas" cuadran bastante en su descripción con el dorado.



En el siglo XVI el cronista Fernando de Oviedo describió la captura de tiburones e incluso de agujas en alta mar con cadenas y anzuelos lanzados por la popa de los veleros en marcha, lo cual constituye un interesante antecedente de las técnicas de currican usadas en la actualidad como metodo deportivo. Respecto a las técnicas empleadas por los indios, escribió: "Y son muy diestros en las pesquerías y artificios que usan (…), porque así como en España pescan algunos con cañas, de la misma manera los indios lo hacen con varas delgadas y domables, tal como conviene para ello, y con cuerdas y volantines, y con redes de algodón, y muy bien hechas, lo más continuamente…" (Evelyn Arizpe, "Pesca y peces en el nuevo mundo", Tecnica Pesquera, Mexico; citada por Enildo Gonzalez Pérez en Apuntes sobre la pesca en Cuba colonial, La Habana, Mar y Pesca, 1998).






El contacto entre colonizadores e indios involucró el intercambio de conocimientos técnicos y culturales, de lo cual se hallaron evidencias materiales, al menos en lo que respecta a los subtaínos (Tabío, Ernesto y Estrella Rey, PREHISTORIA DE CUBA, ACC, La Habana, 1966, p. 153). El historiador Enildo González Pérez hace énfasis en que, como parte del proceso de transculturación protagonizado por ambos grupos, los españoles asimilaron la dieta de mariscos de los indios, no así su sistema de pesca, "que fue desapareciendo a la misma velocidad que lo hacían ellos, víctimas de los maltratos y las enfermedades transmitidas por los conquistadores." (Mar y Pesca, No. 319. Diciembre 1999, Tradiciones pesqueras cubanas (III), LA PESCA EN EL PERIODO COLONIAL, Enildo Gonzalez Pérez).



Además de evidencias arqueológicas, de los indios quedó para nuestra cultura una apreciable ictionimia, en cuyo estudio el investigador Sergio Valdés Bernal halló 38 nombres depeces, del aguají al tiburón, pasando por el guaicán, el guajacón y el macabí.Señala Federico Gómez de la Maza que "Ya en los primeros años de la colonización, surgieron en la Isla las industrias de salazón y ahumado de carne y pescado. Con tales conservas se surtieron muchas veces en el puerto de La Habana las naves que recalaban para tomar vituallas que necesitaban para el consumo enlas penosas y largas travesías a la vela" (Federico Gomez de la Maza: "Datos históricos de la pesca cubana", revista Mar y Pesca, agosto de 1957, p. 25).

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