7.05.2011

Extracto de un nuevo libro, acerca de la historia del Torneo de la pesca de agujas Ernest Hemingway, fundado en 1950 1

UN SAXOFONISTA EN LA SILLA DE PESCA

Ocurre con frecuencia que la labor de un hombre es la que determina la victoria del equipo en un torneo de pesca. Como en toda acción colectiva, hay un factor de liderazgo, que en la pesca de agujas al curricán puede estar en el capitán de la embarcación, que escoge las estrategias y sabiamente distribuye las oportunidades entre sus pescadores para lograr una suma de capturas que le acerquen al premio. O puede ser un pescador el líder, entrenado, una máquina de músculos y mente que no pierde ni en sueños el toque exacto para clavar el anzuelo y decidir ahí mismo la captura, no importa si esta demore luego quince minutos o seis horas.
Modesto Viada Machado logró ser todo eso. Se preparó por años con delectación: adquirió embarcaciones, probó avíos, acumuló tantas jornadas de pesca o más por año que el famoso Hemingway en su tiempo, llevó un registro, formidable por su síntesis, en el que por varios años dejó constancia acerca de las circunstancias esenciales en que se desarrollaba cada salida a la Corriente del Golfo. Modesto Viada Machado, Tico Viada, es del tipo de pescadores aficionados que se estuvo preparando todo el tiempo para un triunfo, que en apariencia alcanzó a los 60 años de edad, pero que en realidad le estuvo acompañando en cada una de sus experiencias.
Algo que sorprende en Viada es que su biografía como deportista sigue siendo más conocida que la artística, por más que sea ésta es igual de sobresaliente. Nacido en el poblado marino de Regla el 27 de marzo de 1914, a los 16 años de edad comienza a estudiar música y en dos años ya logra su primer empleo en el cabaret “Montmartre”, con la orquesta Hermanos Le Batard.
No pasó mucho tiempo para que el joven saxofonista fuera contratado para trabajar en Lima, Perú. Lo que se había previsto como una buena gira de siete meses continuó luego hasta completar algunos años por teatros, salones de baile y emisoras de radio de Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile, en idas y retornos que toman un respiro en 1938, cuando debuta con su propia orquesta, Rythyms Serenaders en el restaurante “La Cabaña”, de Lima, Perú.
Cuando concluye la gira latinoamericana, regresa a La Habana, forma una nueva orquesta y se presenta en el Hotel Nacional, al igual que en bailes y programas radiales, como era rutina en la vida musical de la época. Su nueva orquesta, Cuban Serenaders, actúa en 1941 en la inauguración del cabaret “Tropicana” y continúa hasta que debe disolver la agrupación -“por falta de trabajo”, escribe Viada en una de esas síntesis autobiográfícas que con tanta frecuencia solicitaban luego en los centros laborales-, para volver a su lugar de origen, el “Montmartre” por cuatro años, con la orquesta Riverside, hasta que pasa a la orquesta Casino de la Playa, con un nuevo auge que incluyó igualmente actuaciones fuera del país.
Tras el cierre de los cabarets -“en el año 67 más o menos”, intenta precisar Viada en su autobiografía laboral escrita en 1980- la orquesta Casino de la Playa fue invitada a realizar una gira artística por toda la Isla, como parte de la “Brigada Raúl Gómez García”, y a continuación fue disuelta. “Entonces recibí la orientación del Buró de Contrataciones –es Modesto Viada el que escribe- de incorporarme a la orquesta de Pablo Arias como primer saxofón, donde permanecí por espacio de 7 u 8 años tocando interrumpidamente en cabarets y giras artísticas. De esta orquesta pedí el traslado para la orquesta del teatro Musical donde estoy desde el año 1974”.
¿Cuándo comienza el músico a compartir su tiempo libre con la pesca? Bien temprano. Formó una familia con Carmen Pilar García-Menocal, uno de cuyos hijos, su primogénito Modesto, aparecería luego como compañero de pesca y marinero en el cuaderno de bitácora que llevó por varios años a bordo de una de las varias embarcaciones en las que se dedicó a su deporte. Decía la familia que, la primera de todas era pequeña y tenía un nombre que era toda una historia: Yateacabé.
El 15 de mayo de 1956 acudió Modesto Viada a la firma de un convenio para la adquisición de una embarcación. Por el precio de 12 500 pesos se efectuaba el traspaso de la lancha de motor Miramar II, matriculada en el folio 132 de la Lista Quinta de la Capitanía del Puerto del Mariel, la cual había pertenecido al Dr. Carlos Miguel de Céspedes y Ortiz y a su esposa Margarita Johanet y Montalvo. Al fallecimiento del matrimonio, la embarcación de 12 metros de eslora había sido heredada por sus tres hijas, Margarita, Martha y Diana Céspedes y Johanet.
El historiador Maikel Fariñas Borrego, que en años recientes publicó un documentado estudio acerca de los clubes de recreo de la capital cubana 2, se refiere a un yate del mismo nombre perteneciente a Carlos Miguel de Céspedes, y lo describe como el “barco insignia” del Miramar Yacht Club. Había costado 10 000 pesos en 1919, cuando lo construyeron en Glasgow, navegaba a máquina y a vela y tenía capacidad para una docena de personas a bordo. Pero debe tratarse del primer Miramar pues el adquirido por Viada calaba justamente la mitad de éste, mientras su precio fue superior.
En el acto de compra-venta llevado a cabo, se certificó la satisfacción de la mayor parte –justamente 10 000 pesos, moneda nacional- del precio pactado, la mitad por Viada y el resto por Pedro Amador Amador. La cantidad que faltaba para satisfacer el precio total acordado se haría efectiva en dos plazos en un término de unos tres meses. La lancha, cuyo nombre original había sido Sábalo, tenía capacidad para doce pasajeros y era propulsada por dos motores Hércules de 165 caballos de fuerza cada uno. Modesto Viada Machado se había titulado de Patrón deportivo de primera clase en 29 de julio de 1955. El certificado quedó registrado en el expediente 322, folio 67, del tomo segundo de la Academia Nacional de Patrones de la Marina de Guerra de la República de Cuba.
El Miramar II debe de haber sido un barco de poca trayectoria con Viada, pues solo un año después de su adquisición, en 1957, el músico construyó –“lo hizo él mismo”, dijo al autor su viuda- en el río Almendares, al costo de 30 000 pesos, el yate Tico Tico, que fue inscrito en el 3124 de la Lista Quinta del registro de buques de la República de Cuba. Era un gran yate de madera de 12 metros de eslora y 3.80 de manga –ligeramente mayor que el Pilar, de Ernest Hemingway- con dos motores General Motors de 4 cilindros y 145 caballos de fuerza cada uno, radiotelefonía, un bote auxiliar y 13 chalecos salvavidas, para sus tres tripulantes y los pasajeros previstos en la licencia de navegación 3.
El Tico Tico “se lo nacionalizaron”, le explicaron al autor, sin que pudiera obtenerse más información al respecto. Luego vino el Tico Pilín -bautizado con los diminutivos familiares de Modesto y de su esposa-, que medía más de 20 pies. En el registro de embarcaciones le asignaron el folio 4745 de la Lista Quinta y fue el barco en el que Tico Viada logra sus mejores resultados.
Como amante del deporte de la pesca mayor, Viada fue tan intenso como en la música. Es posible que el lector lo haya pasado por alto, pero al final del capítulo 5 le lee: “El Trofeo Federico Lindner, correspondió a Modesto Viada, por obtener la mayor puntuación durante el segundo día”. Un recorte de prensa, de los que el deportista guardó entre sus recuerdos, va a revelarnos a Viada en una etapa de su vida competitiva ya consolidada, sumando su nombre al de aquellos escasos competidores –Blakamán siempre a la cabeza- que dieron continuidad al evento de pesca, enlazando el concurso original con los que posteriormente fueron organizados:
Exitosa jornada de pesca.
La segunda prueba del XI Torneo Internacional de Pesca en opción al Trofeo Hemingway, resultó de tanto éxito como la inaugural. Sirvió, entre otras cosas, para que concursantes que se mantenían en blanco llevaran alguna puntuación a sus scores. Dos agujas convirtieron a Viada en el concursante más destacado del segundo día de este importante torneo 4.
Tan solo unos años más tarde vuelve a entrar en las noticias. Era todavía reconocido como músico de la orquesta Casino de la Playa y participaba en 1966 como competidor en el ‘Tercer Concurso Nacional de Pesca de la Aguja SINTAE’, uno de los eventos previos al Hemingway que cada año efectuaban los sindicatos más entusiastas, como el de Artes y Espectáculos al que pertenecía Viada, tanto para escoger una representación para su organización por la vía competitiva, como para hacerse de una ocasión adicional, que duda cabe, para lidiar entre amigos en el deporte que les estaba ganando la pasión. El equipo de “Espectáculos INIT” gana esta prueba, con destacada contribución de Viada, “que labora en el Cabaret Riviera, quien pescó un total de cuatro agujas, que pesaron 195 libras. Además de ‘Tico’, integraron el equipo ganador Miguel Oliva, que logró una pieza de 61 libras, y Crispín Moya, que se fue en blanco, en los dos días de competencia” 5.
Hacia finales del mismo año en que obtiene la victoria de pesca que reseña el párrafo anterior, Modesto Viada Machado abre un viejo cuaderno de tapas pardas con una calcomanía a medios desprendida de un antiguo negocio, “Tico Viada Motors”. El cuaderno, de hojas de fuerte cartulina rayada, contiene hoy día anotaciones desde 1966 a 1974, de cada salida de pesca, tiempo en el mar, personal a bordo, capturas realizadas y rutinas de mantenimiento, lo que lo convierte en un valioso registro de las actividades que en tiempo real y de forma cotidiana caracterizan el modo de empleo de una embarcación dedicada a la pesca recreativa.
La primera anotación en la bitácora del Tico Pilín está fechada el 11 de noviembre de 1966 y expresa: “Se terminó la cabina”, y con ello parece que ha concluido la construcción de la embarcación, pues no se relacionan otras labores de ese tipo. En lo que resta de año, hasta el 6 de diciembre, harán a modo de prueba cuatro salidas de pesca, la más relevante de todas justamente la primera, después de la última obra realizada a bordo. Una aguja de abanico de 50 libras de peso es la captura inaugural del yate. En dos de las restantes cobran dorados y la última de 1966 no ofrece captura.
En los más de siete años que a continuación se registran, en rápidas anotaciones a bolígrafo o eventualmente a lápiz da cuenta el patrón de una persistente dedicación a la pesca al curricán de agujas y casteros. De 1967 constan 41 agujas, las más de las veces aun sin precisar la especie, salvo tres casteros que serán bien historiados. El primero de ellos pesó 111 libras y lo captura Fidel Pérez, que tal vez sea el directivo así nombrado de la Comisión Nacional de Pesca Deportiva. En el barco del músico había invitados con frecuencia. El mayo de 1970, por ejemplo, les acompañan en una pesquería el embajador de Yugoslavia y su esposa; en otras ocasiones salen a pescar dirigentes del sindicato por el que competía, comandantes y diversos pescadores a quienes apoyaba en las eliminatorias regionales y provinciales previas al concurso nacional de la aguja. Al año siguiente se anotan cinco salidas al servicio de una filmación de películas realizada por Fraga, del INDER.
Los dos siguientes casteros que se registran en la bitácora del Tico Pilín permiten rescatar un dato de valor histórico: ambos fueron cobrados con las viejas líneas de fibras de origen vegetal que eran la norma en los torneos de mediados del siglo XX y que uno imaginaba que pasada la década del 1950 habían desaparecido del mercado –y de los carretes-, arrastradas fuera por el avance de las líneas de monofilamento de nailon. Uno de los casteros, de 319 libras, va a permanecer todo el tiempo como un récord a bordo, por su peso y por el hecho de haber sido capturado “con hilo del 15”, cuya resistencia ya sabemos que era de unas 50 libras. El otro pez pesó 110 libras, se ha cobrado con hilo # 9 (unas 30 libras de resistencia) y hay un dato adicional sumamente enriquecedor, pues se refiere al tiempo que ha tomado realizar esa captura, de 6 horas y veinte minutos, lo que nos comunica en tan breves signos un muy disfrutado suceso deportivo. Los pesos de ambos pesos representaron 6.4 y 3.7 veces, respectivamente, la resistencia de la línea.
Hasta 1973 el barco de Viada realiza 260 salidas de pesca. Podría hablarse de una media de 50 salidas al año, de no ser por el hecho de que hubo dos años consecutivos en que apenas se reportan pesquerías. Parece existir un patrón de regular de actividad en el transcurso del año: los primeros meses, de inestabilidad a causas de las marejadas que traen los frentes fríos, se usan casi siempre para trabajos de mantenimiento e innovaciones, sea un cambio de propela, un nuevo motor o la reparación de una vía de agua. Si no hay dificultades, la temporada de la aguja se comienza por marzo o a más tardar en abril. En el verano hay alguna pesca de fondo o se sale en alguna ocasión a hacer la pesca al palangre, que en 1970 les aportó un castero de 600 libras, otro de 475, un atún, un emperador y un tiburón de 180 libras. Desde octubre se sale a “petear”, aunque lo común es que la mayoría de los barcos lo haga desde mediados de noviembre, por lo que en una ocasión les sucedió que en lugar de petos cobraron dos agujas de abanico en la línea de alambre que se usa para el pez de la temporada. En todo el período que comentamos, el total de agujas registrado es de 107.
Tal era, en síntesis, la experiencia acumulada por el equipo que iba a representar al Sindicato Nacional de los Trabajadores de Artes y Espectáculos 6 cuando está a punto de comenzar el XII Torneo Nacional de la Pesca de la Aguja Ernest Hemingway. En 1974 comienzan a pescar el último día de marzo y dedican una decena de salidas a competir y a apoyar a otros competidores, sacándolos a pescar en el barco, que participan en las eliminatorias previas del certamen.
Manuel Menéndez, director nacional de la Industria Artística en el Consejo Nacional de Cultura, y Rafael Guerra, locutor de la emisora Radio Santa Cruz, de la provincia de Camaguey, fueron los compañeros de equipo de Modesto Viada en esta competencia. La historia es corta: en la misma apertura, Viada logra una aguja de casta que decide desde ese mismo instante la suerte del evento. Otras tres agujas y seis dorados desembarcaron en el muelle los tripulantes del Tico Pilín, para conformar una victoria sin debate, con 3750 puntos.
Tres registros escuetas anotaciones en el cuaderno de bitácora corresponden a la actuación del equipo de los “artistas”, como les llamaban, en el XII Hemingway nacional, contando una historia que se escapó en parte a los reporteros. El 17 de mayo de 1974, Modesto Viada captura un castero de 156 libras y anota: “primer lugar-Tico”. Es decir, sale al frente en la primera jornada. Vuelve para la jornada final y rematan la labor con otras tres agujas, dos por el patrón y una por Manolo Menéndez.
La anotación del 18 de mayo en el cuaderno dice: “Tico no pescó hoy”, y registra seis dorados que pescaron ese día sus compañeros. Tampoco supo la prensa el cierre que pudo haber tenido la competencia para el patrón del Tico Pilín: “Se me fue otra pegada al barco. Al atracarla la forcé mucho y se trancó el carrete, reventando el hilo”; era un buen pez y alguno creyó que con él se hubiera ido a pique el récord en talla que estaba en poder de René Bustamante. Fue uno de esos días que apenas se hallan dos o tres veces al año, pero que reúnen las mejores condiciones para la pesca: “había buena corriente y llovió mucho = ganamos el concurso”.
Tico, a punto de cumplir sesenta años, protagonizaba la segunda victoria por equipos del SINTAE 7, se convertía en el máximo acumulador individual, al adicionar ua aguja de 51 libras y otra de 63 a su castero, y recibía el premio a la pieza mayor por este último. Modesto Viada, hijo, y Santiago Cobián, recibieron los reconocimientos como patrón y marinero de la embarcación que logró el triunfo. Los equipos de la Dirección General de Tropas Guardafronteras y del Sindicato de la Minería, subcampeones en ese orden, sobrepasaron un poco los 1600 puntos cada uno.
En este Hemingway, los 38 equipos participantes cobraron 25 agujas. Con las mismas reglas del evento nacional, se llevó a cabo el lunes 20 de mayo el primer Torneo de la Prensa, ganado por Eduardo Lorenzo, del Departamento Fílmico del INDER.

NOTAS.-
1- El siguiente artículo biográfico forma parte del capítulo 8 de Seis Décadas compitiendo con Hemingway, de Ismael León Almeida (© Centro Nacional de Derecho de Autor, CENDA, La Habana, Cuba, 2010), en proceso de revisión por una editorial cubana.
2-Maikel Fariñas Borrego: Sociabilidad y cultura del ocio. Las élites habaneras y sus clubes de recreo (1902-1930). Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 2009, página 139.
3- Los restantes datos técnicos del buque eran: 1.90 m de puntal, calaba 2’6” a proa y 3’ a popa: su arqueo arrojaba 25.13 toneladas el total y 17.00 ton el neto.
4- El Mundo, domingo 15 de mayo de 1960, página C-4.
5- El Mundo, 3 de mayo de 1966.
6- Hoy es el sindicato de la Cultura.
7- Este sindicato fue campeón en 1967 bajo el nombre de “Hasta la Victoria Siempre”.

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