PESCA DEL ALTO, ¿ALTO DEPORTE?
Finalmente alguien que sabe me ha
explicado de primera mano en qué consiste la pesca del alto. Me cuenta de este
procedimiento un amigo que reside en uno de los pequeños pueblos que nacieron a
lo largo de la carretera que sigue a occidente después de que la Quinta Avenida
de Miramar ha perdido sus residencias, sus autos de marca y su aire turístico,
lugares donde probablemente esta pesca sea una de las formas más antiguas de
ganarse la vida.
Hay dos formas de hacer la pesca
del alto. La más común es pescar con la línea a mano, con cinco anzuelos en sus
reinales, y calar los 120 metros o más hasta donde se encuentra el pez de lo
hondo. La otra manera es preparar cinco líneas con una docena de anzuelos cada
una, atarle una boya al extremo y calar una tras otra. Al llegar a la última,
se va a revisar la primera, se cobra el pescado y vuelve a calarse en el mismo
punto, si hubo captura, o un poco más delante de la última, si no capturó pez.
Como hacemos cada vez que el
asunto lo permite, vamos a buscar una fuente cercana al tema. Esta vez se trata
de un viejo libro, que sigue siendo nuevo porque todavía no ha sido superado:
se trata de La Pesca en Cuba, que publicaron en 1952 Mario Sánchez Roig y
Federico Gómez de la Maza. Dicen en la página 138:
Se llama pesca
al alto o de lo alto, la de aquellas especies de peces de fondo que viven en
aguas profundas. Para ellas se emplean los chambeles con penoles sencillos,
dobles o triples y varios anzuelos, y largos cordeles de grueso mediano,
conocidos como «calas para el alto».
Este avíos
lleva una plomada de peso suficiente, y cuando llega al fondo, se «resonda» o
halan algunas brazas, arriando otra vez hasta que el plomo vuelve a descansar
en el mismo.
Como se pesca
«al garete» o «sobre los remos», es preciso que haya muy poca o ninguna
corriente para poder efectuarla. Si el agua corre mucho resulta difícil
practicarla.
El pescador
del alto tiene «marcas por tierra» que le sirven para arriar su cala en los
pesqueros que ya conoce como buenos, y sabe en cada uno, según su lugar y
profundidad, la especie que puede obtener.
De acuerdo con su experiencia,
podría decirse que ancestral, los pescadores tenían establecidas las
profundidades a las que necesitaban calar sus aparejos para la pesca de cada
especie. En su lenguaje particular, las calas debían tener de un «cordel» y
medio a diez cordeles de longitud; la medida del cordel, al menos en La Habana,
equivalía a las 30 brazas, que en la práctica eran medidas con los brazos
extendidos de cada pescador. Esto significa, por ejemplo, que para pescar el pargo
cachucho, una de las especies más buscadas, calando el arte de cinco a diez
cordeles, se podía estar pescando de 250 a 500 metros de profundidad.
La pesca del alto no es un
deporte. Algunos fabricantes han puesto en el mercado unos modernos carretes
eléctricos con líneas tejidas de 80 o más libras de resistencia. Debe ser muy
cómodo pescar si un avío hace el trabajo por uno, halando el pez a razón de 100
metros por minuto. Esto significa que la pesca al alto se ha modernizado, ahora
puede practicarse desde un yate con mucho glamour, en lugar de en un bote o una
cachucha, ser avisado por una alarma programable y no tener otra opción que
apartar la vista del paisaje, dejar un momento la helada cerveza y cobrar el
pez ayudado por un mecanismo electrónico convenientemente regulado. Debe ser entretenido,
pero no nos hagamos el poco favor de considerarlo un deporte.
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